VISITA GASTRONÓMICA - ESPECTACULAR (5-6 HORAS)

La mejor manera de descubrir al toro bravo en sus ganaderías y en su hábitat natural

Combina nuestra visita exclusiva, nuestra visita espectacular y la visita gastronómica para ver toros bravos en Cádiz de una manera apasionante y acabar comentando la experiencia acompañados por una auténtica comida campera.

A su término habremos experimentado qué es, dónde vive, qué hace, y cómo actúa el Toro Bravo; además de haber degustado una exquisita comida de la tierra.

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¿De qué manera es el manejo reproductivo del ganado de lidia?

Generalmente, el ganado de lidia tiene buenísima fecundidad. No es extraño tener ganaderías bravas con una eficacia reproductiva próxima al noventa por ciento . Esto probablemente se deba a su gran rusticidad. Mas, si se desatiende la alimentación y no se tiene una conveniente consultoría veterinaria los factores reproductivos pueden ser menos alentadores.

Es esencial mentar que ciertas ganaderías de lidia, en Venezuela y España, han empleado de forma exitosa nuevas técnicas reproductivas. El semen congelado importado de España es usado para cruzar con la vacada brava venezolana y se han conseguido desenlaces buenísimos en la plaza de toros.

El toro bravo en el campo

Las fincas dedicadas a la cría de ganado bravo acostumbran a ser de secano o bien estar cercanas a las marismas y siempre y en todo momento con rebosantes pastizales. Se llaman dehesas y en ellas pastan, en zonas diferentes y distinguidas de exactamente la misma, los animales que componen la ganadería de toros bravos, allí podemos encontrarnos con los sementales que son aquellos toros de lidia que se destinan exclusivamente al apareamiento y reproducción de la ganadería; las vacas , dedicadas a dar a luz y criar los becerros y toros bravos, cuyo conjunto forma la vacada; los recentales y los añojos, crías de diferentes edades, apartados o bien no de sus respectivas madres; y los toros de plaza o bien de muerte, que conforman la torada. Los cabestros o bien bueyes, toros capados y domados, acompañan al ganado bravo y asisten al personal de la ganadería de toros bravos en muchos actos, tales como en los encierros.
Del personal de la ganadería resalta el mayoral, o bien jefe de todos y cada uno de los demás: vaqueros, novilleros, cabestreros, pastores y zagales. Los vaqueros de la ganadería de toros bravos y novilleros se sirven para efectuar sus trabajos de una vara que denominan la garrocha, siempre que trabajan con los toros bravos van montados a caballo. Cuando vas a ver una ganadería de toros bravos podrás observar que en todas ellas existe un registro de cada uno de los animales de la ganadería en el que consta cada res con su data de nacimiento, nombre del toro bravo y la vaca que son sus padres, el nombre asignado al toro bravo, sus datos del herradero y de la tienta y finalmente, si es semental o bien vaca de vientre, su descendencia y si fue toro de muerte, cómo se comportó tanto en el festejo popular o en la plaza de toros a la que fuera llevado.

El Herradero en la ganadería de toros bravos.

Herrar es una de las actividades más importantes de la ganadería y consiste en marcar y numerar cada animal con el hierro de la ganadería y asimismo en las orejas se procede a señalarlos. Tanto los hierros como la señal son exclusivos de cada ganadería de toros bravos. El número, cada entre los animales de exactamente la misma. El hierro y la señal son marcas habituadas en las ganaderías desde muchos años antes que se conformaran las concretas de ganado bravo. La numeración de los animales data, no obstante, de mediados del siglo XIX, más o menos cuando fueron surgiendo las primeras ganaderías de toros bravos que hoy en día consideramos como las ganaderías fundacionales. El reconocimiento y distinción de cada entre los animales es indispensable no solo para el destino propio de cada uno de ellos de ellos, sino más bien asimismo para las tareas de selección precisas en todos y cada camada. Los hierros de los que se sirve el herrador son 20: 2 con el signo de la casa y los otros con los diez dígitos repetidos, salvo el 6 y el 9. La operación se desarrolla, en general, en los corrales de la dehesa. En uno de ellos aguardan los becerros de un año de edad, y pasan de uno en uno a otro en el que, sujetos contra el suelo por 4 o bien 5 hombres, puesto que tal es su fuerza, se procede a aplicarle el hierro caliente, no al colorado. El de la marca en la parte externa y plana de la nalga, llamada llana, y la del número se imponen en el costillar derecho.
La señal es un corte o bien marca de diferentes formas que se efectúa en las orejas. La maniobra se llama fañar.

La tienta

Es la prueba más esencial de cuantas se hacen a los toros de la ganadería para conocer cuál es su resistencia y cuál es su comportamiento en términos de bravura. Procede, como otras tareas camperas, de finales del siglo diecinueve. Se efectúa en una plaza que lleva su nombre, plaza de tientas, cuadrada o bien redonda y de tamaño mucho menor que el de las conocidas como plazas de toros y es donde se emplea una puya considerablemente más pequeña que la regulada para las corridas. Cómo responde el animal, su capacidad de resistir con el caballo, sus embestidas dejan al ganadero prever las cualidades de cada uno de ellos. Los becerros o bien erales no han de ser toreados nunca, sino más bien tan solo ser llevados al caballo. En caso contrario quedarían inútiles para la lidia, puesto que entre las peculiaridades de los toros bravos es que aprenden, esto es, en el momento en que toman un capote no lo olvidan nunca y en el caso de salir entonces al ruedo distinguen con precisión al matador del engaño, con el consecuente riesgo para la vida de aquel. Las vacas, no obstante, es más que recomendable que sean de vez en cuando se las toree con el propósito de ir midiendo la calidad de la vaca brava y a su vez el número de embestidas que dan.

Acoso y derribo

Es entre las prácticas de campo ineludibles para la mejor selección del ganado. Esta fue una de las primeras prácticas realizadas por el hombre para la selección de los toros bravos. Hostigar y derruir es una forma de caza no sanguinolenta del animal. La operación la efectúan 2 garrochistas a caballo, que primero apartan la res del resto de la torada o bien vacada, entonces la hostigan en medio de la dehesa y con la garrocha —que no tiene más de quince milímetros de puya, con el objeto de no hacer daño a la piel del toro bravo, tendida por completo, intentan sujetarla, empujándola para intentar desestabilizarla y hacerla caer.

Embarque y desembarque

Si bien el ganado que iba a ser empleado en las plazas de toros, antiguamente iba directamente desde la dehesa hasta la misma plaza donde iba a ser toreado, a través de consecutivas operaciones que tenían como protagonistas primordiales a los cabestros, hoy día, salvo muy, muy rara salvedad, se efectúa encajonando y sacando de los cajones a los toros bravos. Estos cajones son individuales a fin de que estas no puedan moverse ni dañarse en su interior y están provistos de trampillas correderas.
El embarque es la maniobra por la que se suben los toros bravos a un camión, una vez que ya los hemos aislado y metido en su correspondiente cajón.. El desembarque es la operación contraria, efectuada generalmente en los corrales de la plaza.

Encierros de toros bravos

En muchos pueblos y capitales de España es costumbre conducir los toros de lidia desde una especie de corrales donde se desembarcan a los toros hasta la plaza donde deben ser lidiados con un encierro, una larga carrera en la que los jóvenes y aficionados se divierten corriendo delante de los toros de lidia, escoltadas por los ineludibles cabestros. Los encierros más viejos, y asimismo a nivel internacional más conocidos, son los de Pamplona, cuyo origen se remonta a los principios del siglo XVIII, el año mil setecientos diecisiete.

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